Una vez llegamos a lo más alto, era el momento de aprender, y que mejor paisaje que el que teníamos para trabajar la descripción de lugares a través de los cinco sentidos.
Como decía Don Bosco, la educación es cosa del corazón, así que también dedicamos un tiempo a cultivar nuestro interior, a través de un estupendo momento de reflexión guiado.
Paramos a coger fuerzas, tomamos nuestra merienda de media mañana y jugamos un rato. Finalizamos con la asignatura de Educación Física a través de un baile, que dio pie a participar a aquellas familias que decidieron acompañarnos en este viaje. Aprovechamos para agradecerles su compañía y para reconocer la importancia que tiene su presencia dentro de esta labor.
Fue así como pusimos el punto y final a nuestro día: bailando en la cima de Madrid, descubriendo las grandes oportunidades educativas que nos ofrece nuestro barrio y recordándoles a nuestros alumnos que, a veces, para volar no se necesitan alas, sino ganas y corazón.
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La verdad me ha gustado mucho ese día nos fuimos contar cuentos a los niños mi hermano también estaba con los niños y recomiendo contar cuentos a los niños en cualquier día así se entretienen y aprenden cosas nuevas
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